De todos los que nos dedicamos profesionalmente a GTD en España, ninguno acumula la experiencia, continuidad y foco que atesora José Miguel Bolívar. Su blog, Óptima Infinito, es una referencia imprescindible en la materia que lleva escudriñando los entresijos de GTD desde 2008. José Miguel lo ha contado por arriba, por abajo, por dentro, por fuera, de norte a sur y de este a oeste. Cada vez que publica un nuevo post yo me pregunto: ¿pero qué más le queda por contar a este hombre?! Y me pongo a leerlo y… ¡oye!… rara es la vez que no descubro algún detalle, o me hace reflexionar en aquel aspecto o… ‑frecuentemente-, me lleva al desacuerdo. A veces me descubro a mí mismo murmurando: “De eso nada, Bolívar!”. A veces le planteo abiertamente mis discrepancias en algún comentario en su blog o en el foro de GTD Spain en LinkedIn, donde hace poco hubo un agitado debate que empezó tratando sobre apps de GTD y acabó con un encendida contraposición de posturas sobre la forma correcta de enseñar y afrontar el método.
¡Ah! Pero… ¿es que hay espacio para la discusión en algo que, de por sí, es bastante científico, está a estas alturas tan trabajado y además es de carácter personal y voluntario? El libro que me ocupa hoy Productividad Personal, aprende a liberarte del estrés con GTD, de José Miguel, es una buena muestra de ello. No porque el autor lo utilice intencionadamente como plataforma para polemizar, ni podamos decir de él que es un agitador profesional ni nada por el estilo. Lo que sí es cierto es que la forma de entender y trasladar SU interpretación acerca de qué es GTD y cómo hay que implantarlo es muy taxativa y vehemente. En algunas de sus afirmaciones creo que hasta el mismísimo David Allen se sentiría cuestionado. Rubén Alzola, desde su marcaladiferencia.com, hacía mención en su propio análisis del libro al “talibanismo GTDiano” de Bolívar.
¡Ojo! Por encima de todo, el libro es una virguería y su lectura obligatoria a quien ya esté mínimamente familiarizado con la materia. Objetivamente hace aportaciones muy valiosas y prácticas que ayudarán mucho a repensar y afianzarse en la práctica de GTD. ¿Se puede leer sin haber leído antes a Allen? Se puede, pero yo lo desaconsejo. Cuando más jugo se le va a sacar y cuando se va a leer con un criterio propio para discernir lo que sí y lo que no, es cuando uno ya conozca al menos los rudimentos.
José Miguel: todos los integrantes del mundillo GTD te agradecimos el obsequio que unos y otros recibimos la pasada primavera. Ese paquetito con tu libro obligaba a una lectura y un público análisis que, en justa y simbólica recompensa habría de traducirse en su divulgación en nuestros respectivos blogs. Después de dos atentas lecturas, aquí va el mío. No me ha sido nada fácil… (nada!) encontrar un punto de equilibrio entre agradecimiento e independencia de criterio; entre respeto por el trabajo desarrollado (siempre, siempre es mucho más fácil analizar que hacer) y crítica a las cosas que yo creo que se podrían haber plasmado de otra forma. Confío en haberlo conseguido. Empiezo con las más incómodas.
¿Qué no me gusta del libro?
Básicamente una cosa: el tono. El tono es el de alguien que sistemáticamente advierte de que no se pueden hacer interpretaciones sobre los conceptos de GTD, que hay que respetarlos literal e íntegramente o de lo contrario aquello ya no es GTD… y no va a funcionar. Llama mucho la atención cuando, de hecho,… ¡todo el libro es una interpretación libre de GTD! Con no pocas aportaciones. Algunas de calado.
Esta contradicción llega a su apogeo en las conclusiones finales, donde José Miguel recalca algo que ya ha repetido antes varias veces: el desarrollo de GTD es algo que lleva tiempo y sólo puede hacerse paso a paso. Y, acto seguido, nueva advertencia: Aunque te cueste, no lo entiendas, o creas que a ti te va a ir mejor un “GTD mejorado”, mantén la humildad y prueba GTD tal y como es.
Pero –digo yo-…, si empezamos paso a paso… necesariamente empezamos decidiendo qué parte sí y qué parte todavía no. Así que, incluso aunque me proponga como objetivo alcanzar en algún momento el más purista de los GTDs… durante el camino (de uno, dos años…) estaré haciendo mi propia interpretación de GTD. ¿Dónde es el problema si de hecho voy experimentando mejoras en mi auto-organización? ¿Que en puridad no puedo llamarlo GTD…? De acuerdo. Es GTD García, o GTD Bolívar, o HVK. ¿Y?
Otra contradicción: en el capítulo 4, Trabajo del conocimiento (TC) y productividad dice que una de las dificultades del TC consiste en discernir cuándo está hecha una tarea. Si le preguntas a diez personas, probablemente tendrás diez enfoques diferentes.
100% de acuerdo. Sin embargo, más adelante dicta que…
(…) dos usuarios de GTD procesando una misma entrada llegarán exactamente a la misma interpretación y tratamiento. Entonces… ¿admitimos que cada trabajador del conocimiento y sus circunstancias son un mundo… o es que GTD es el estándar de funcionamiento supremo que enrasa sin diferencias el comportamiento de unos y otros a la hora de procesar sus tareas?
Por cierto, que levante la mano el que alguna vez incurre en incoherencias en su vida o no siempre hace las cosas por el método cartesiano en el que ha sido instruido. El que a veces se sorprende yendo a 70 por una travesía de 50, o se salta la metodología para gestionar un proyecto como lo pide el cliente. Yo no levanto una. Levanto las dos manos. Y muy lejos de flagelarme por ello, considero que soy un profesional por encima de la media… pero que no niega su condición de humano. Exactamente como creo le sucede a todos los expertos en productividad personal cuya profesionalidad prácticamente se cuestiona cada vez que alguno osa decir públicamente que adapta los principios de GTD para hacerlos asequibles a las personas a las que ayudan.
El problema, siempre en mi opinión, es posicionarse como baluarte del purismo con frases como… “mi propósito con este libro es ayudarte a implantar GTD con éxito, no caerte bien diciendo lo que te gustaría oír”. Muy Risto Mejide. Poco acorde con la persona a la que yo llevo ya años siguiendo y que, cuando he tenido ocasión de tratar, se ha mostrado perfectamente afable y cordial. Me pregunto si no responderá todo a una estrategia de posicionamiento…
¿Alguna cosa más con la que no comulgo? Sí. Alguna. De carácter más técnico. Por ejemplo, la insistencia en devaluar los principios de importancia y urgencia de la matriz de Eisenhower. En tus revisiones semanales y trimestrales te ayudan porque refuerzan la vertiente en la que GTD flojea más: la perspectiva.
O la visión de los contextos como departamentos estancos cuyos elementos parecen encasillarse en una única lista. Esto último no estoy seguro de haberlo entendido bien. En el GTD “original” cada tarea pertenece al menos a cuatro contextos simultáneamente. Y, ¡por cierto!, solamente esto: la posibilidad de multietiquetar una tarea, es una funcionalidad determinante para implantar GTD sobre una herramienta tecnológica y no sobre los tan románticos como limitados boli y papel.
Dicho todo esto, potencial lector del libro de Bolívar, insisto en mi anterior mensaje: si haces caso omiso de las verdades presentadas como incontestables y simplemente te planteas una lectura práctica con la que ayudarte a implantar GTD, vas a disfrutar y a aprender un montón porque hay algunas cosas que estoy convencido interesarán al propio Allen si en algún momento llega a leer este libro. De hecho, José Miguel, yo intentaría hacerle llegar una copia traducida si es que no lo has hecho ya…
¿Qué sí me gusta del libro?
Me gusta, y mucho, el énfasis con el que el autor recalca las diferencias entre el trabajo tradicional y el trabajo del conocimiento (TC). En línea con lo que otros contamos de otra forma, y que aquí está muy bien expuesto. Esa comparativa sienta las bases para, después, hablar sobre TC y productividad y sobre eficacia y toma de decisiones. Sintéticamente: una parte fundamental de nuestro trabajo consiste en definirlo y precisarlo. Y luego decidir cuándo está terminado, que no es fácil cuando éste no es ni estable ni predecible.
Sin embargo, lo auténticamente interesante nos aguarda en la pág. 109 y sucesivas, donde encontramos el nuevo enfoque del conocido flujograma de GTD. Posiblemente un poco denso para principiantes, pero utilísimo para, por ejemplo, un seminario de GTD avanzado.
En esta reproducción del esquema me he permitido tres pequeñas libertades/sugerencias:
- añadir el contenedor de Apoyo a proyectos. ¿Omitido por algún motivo o simplemente un olvido?
- sustituir “Hacer” por “Hacer ya” en aquello que tardamos más en organizar y cambiar
- cambiar “¿En una fecha o antes?” por “¿Fecha límite?”
Al menos yo entiendo así mejor los matices.
La forma en la que se llega a archivar o a incubar introduce un matiz que facilita las cosas. Y la separación de ADTV en dos listas es estupenda. Yo había llegado a una solución similar por mi cuenta porque, como a José Miguel, me pasaba que en la revisión semanal se me hacía muy cuesta arriba revisar todo y, sin embargo, algunas cosas precisaban ser exploradas regularmente para no tener proyectos activados que, en realidad, están en hibernación.
Más cosas: la reinterpretación de la regla de los 2 minutos. Con la que Bolívar es muy crítico porque, poco o mucho, interrumple el procesado y es importante que éste sea continuo y muy ágil. Yo, que en el pasado también le discutí esto, cada vez coincido más con él en este punto. Pero al menos así ha dejado esa posibilidad de si tardas más en organizarlo,… hazlo ya y te lo quitas de en medio.
La fecha objetiva: genial. Nunca me había planteado el fichero de seguimiento (traducción siempre difícil la del tickler file) con esa visión de marcar también una fecha objetiva a partir de la cuál comienza tu compromiso. Simplemente lo contemplaba como un recordatorio cómodo para documentación física en un día concreto. Sobre todo con el enfoque que le da David Allen como herencia de su trabajo en una agencia de viajes.
Y más cosas. Como la importancia del lenguaje utilizado para describir nuestras tareas, que ha de ser concreto, directo, poco interpretable… ¡tachable! Y los proyectos enfocados como resultados finales (muy inspirador y muy en la línea del 2º hábito de Covey: comienza con un fin en mente). Y la tabla comparativa de conceptos tal y como se entienden en el lenguaje habitual y como se entienden en GTD. Y el repaso a la planificación natural de proyectos bastante mejor explicada que en los libros de Allen… Y más, y más…
Conclusiones
En definitiva, Productividad personal se convierte desde ya en una referencia imprescindible para cualquier GTDista que se precie. Léalo cada uno prevenido de que le van a apercibir y casi a hacerle sentir culpable por no estar haciendo las cosas exactamente de acuerdo al patrón.
¿Se podría haber escrito en un registro menos severo y tajante? ¿Más cercarno y empático? ¡Como de hecho hace David Allen! Pues sí, y entonces yo le daría el sobresaliente. Pero no pasa nada. Hay diferentes estilos y puntos de vista. Y en todo caso quien se enganche a Óptima Infinito y siga a José Miguel Bolívar aprenderá mucho y dará siempre por bien empleado su tiempo y su dinero.
Hola Rafa. Lo primero de todo, darte sinceramente las gracias, tanto por dedicar una entrada en tu blog a hablar de mi libro como por tus opiniones y feedback, incluyendo las menos positivas.
Dicho esto, sí que me gustaría matizar algunas de las afirmaciones que haces, a fin de que quién lea este post pueda contrastar diferentes puntos de vista.
GTD es un sistema formado por hábitos, unos hábitos concretos que se combinan de una forma determinada. Esto es lo que inventó David Allen y es a lo que se llama GTD. Pero GTD está desarrollado a partir de unos principios productivos universales, como el propio Allen afirma. Un mismo principio puede aplicarse de distintas maneras, sin alterar el principio en sí. Allen, en ocasiones, se decanta por una forma concreta y, en otras muchas ocasiones, deja el tema abierto. En algunos casos, incluso se contradice, proponiendo formas de aplicar los principios que son opuestas a los propios principios. Cuento todo esto porque, en mi libro, yo permanezco 100% fiel a los principios productivos que plantea Allen. Lo que sí hago es ofrecer alternativas a «cómo» aplicar esos principios sin alterarlos y plantear posibilidades en los casos en los que Allen no lo hace.
Por otra parte, cuando empiezas a usar los hábitos de GTD paso a paso, dejo claro en el libro que aún no estás usando GTD. GTD o lo usas todo o no lo estás usando. No veo la contradicción…
En cuanto a la definición de las tareas, tampoco hay contradicción. Para mí, comprar un coche puede finalizar cuando pago la señal en el concesionario y, para ti, cuando lo aparcas en la puerta de casa. En ambos casos, los dos tendríamos nuestra acción correspondiente en @recados.
Por otro lado, en GTD las tareas solo pertenecen a un contexto. Lo que dice Allen es que, al elegir que hacer, hay cuatro criterios que se van aplicando a modo de embudo: contexto, tiempo, energía y prioridad. Por cierto, Allen no habla en ninguna de sus obras de etiquetar las acciones con tiempo, energía ni prioridad.
Para terminar, afirmas que el libro es «MI» interpretación de GTD. Puede. En los casi 11 años que llevo usando el método, he asistido a innumerables seminarios con los coaches de David Allen, he leído varias veces todos sus libros, en inglés y en español, he publicado más de 200 posts sobre el tema y he escrito un libro que, según algunos de sus lectores, incluso mejora a los originales; he tenido mi sistema GTD auditado por un Senior Master Trainer de David Allen y me he formado durante 40 horas con David Allen en persona, además de haber sido elegido por la David Allen Company como su representate en España. Lo comento porque a lo mejor hay quien opina que quienes interpretan GTD son otros…
Gracias a ti, José Miguel, por la deportividad.
Nada que añadir. Creo que las posturas están claras y que lo más recomendable es que cada cual lea el libro, saque sus conclusiones y prosiga en la senda de intentar organizarse mejor.
Hola Rafa, como estas?
una consulta: deseo enseñar la metodología con un curso online de gtd. Pero desde mi perspectiva, Usando mi experiencia, y mis conocimientos adquiridos en todos estos años.
Pero me surgió la siguiente duda: ¿ en que casos me metería en alguna infracción, a la hora de explicar gtd ?
Es decir, se que GTD es marca registrada. Entonces, que margen legal nos queda a los que queremos enseñar la metodología por nuestro propios medios? Pregunto porque veo que tu tienes un curso enseñando el método. cuando contacte a Jose miguel, si bien me dio alguna pauta, no me pudo ayudar concretamente!
espero tu aporte/ Concejo. Gracias saludos!!
Hola Luciano
David Allen fue construyendo toda una empresa alrededor de su GTD®️: la David Allen Co. El diseño incluía un representante por país (y sólo uno) con la licencia para enseñar formalmente su método.
Bolívar fue durante algunos años su representante en España. Ahora he ido a comprobar y he visto con sorpresa que ya no lo es.
En mi opinión aquello se desvirtuó bastante debido, precisamente, a buscar la exclusividad, la marca registrada y el diseño de un canal único. Desde luego tenía todo su derecho a gestionar y exprimir su invento bajo su mejor consideración. Y en eso los estadounidenses ya sabemos que son unos cracks. Pero el resultado (visto desde fuera) era un curso hipertrófico en el que el objetivo ya no era conseguir formar y ejercitar a la gente en la mejora de su efectividad. Sino poner un precio desmesurado y luego justificarlo en base a su carácter casi mágico. Con unos materiales de estudio que (siempre en mi opinión) lo que hacían era, precisamente, desvirtuar algo que tiene que ser ligero.
Tú no puedes intentar ayudar a una persona que tiene una agenda diabólica con algo que resulta pesado, largo, costoso… E incluye una serie de inputs que tienen más que ver con el marketing que con lo necesario.
Eso, unido a mi experiencia sobre el terreno me llevaron a montar mi propio método. Que bebe mucho de GTD®️ pero también de Los 7 hábitos, de Personal Kanban y, sobre todo, de lo que yo veía que me funcionaba aquí, en el mercado y la tipología de cliente en España.
Y así nació POHer©️ (Perspectiva, Operativas y Herramientas).
Yendo a lo muy concreto: si tú estás barajando impartir algún curso puntual de GTD®️ no creo que tengas problema. Aunque, en teoría, si el representante de la David Allen en tu país lo descubre podría iniciar acciones contra ti. Supongo. Pero lo veo altamente improbable. ¡Salvo que tuvieras un éxito brutal y te pusieras a impartir formaciones cada semana!
¡Suerte!